Mi Rosa Blanca.

126 años después, Martí sigue sorprendiendo en su inmensidad, y entrega a quienes le arrancan el corazón una Rosa Blanca. Nuestro antiimperialismo, es parte del corazón de nuestra nacionalidad; por tanto, prestarse, servir o ser utilizado para el cumplimiento de los intereses hegemónicos de Estados Unidos de apoderare de Cuba, es arrancarle el corazón a la patria, y por ende arrancárselo a Martí que es el alma de la nación. Por eso el pueblo siempre siguió a Fidel, irremediablemente martiano y antiimperialista.

La contrarrevolución plantea la supuesta necesidad de alcanzar la promesa martina de una Patria inclusiva, pero una patria inclusiva necesita de respetar el derecho ajeno y la decisión colectiva, algo que no hace la fracción proyanqui.

Tampoco son “profundamente martianos ni humanistas”, es ridículo incluso el auto calificativo de profundamente, a los que son antimartianos de raíz, por su subordinación al amo yanqui, mucho menos humanistas cuando quieren lanzar un país a la guerra a base de mentiras.

Después de una votación constitucional, un segmento abrumadoramente minoritario, no puede, a la vuelta de esquina y a fuerza de mentiras derrocarla, irrespetando la decisión de la mayoría. Lo anterior no tiene nada en lo absoluto de dignidad o civismo, dignidad si a partir de su derrota actuaran de conjunto, tuviesen civismo si respetaran la decisión de los que suman más.

Es una infamia decir que en Cuba hay paramilitares que utilizan palos con clavo. Lo sabe la contrarrevolución, pero plantean la ignominia  a sabiendas que será reproducida por los que se subordinan a los intereses del imperio, que igualmente conocen su falsedad. Lo mismo pasa con la ofensa de que los revolucionarias infiltramos personas violentas en las marchas, que hacemos cosas aberrantes para culpar a otros o con la mención a la utilización de niños.

Parece que el imaginario contrarrevolucionario pretendía, que el 15 de noviembre no se abrieran las escuelas por su marchita, o que cerráramoslos parques o que no abrieran los hoteles, debe ser porque también pretendieron quebrantar impunemente el orden constitucional por el cual se decidió el pueblo. Pero repito, lo hacen a sabiendas de que serán amplificados por sus amos imperiales.

Es cierto, no somos iguales a ustedes, y nunca lo seremos, nosotros no hablamos al mundo de presos políticos que no existen, ustedes saben que son delincuentes comunes. Nosotros no seríamos cobardes, pues después de incitar a que nuestro país fuera invadido se retractaron y edulcoran su discurso para el engaño, nosotros nos hacemos responsables de nuestros actos. No utilicen más palabras rebuscadas, la marchita del 15 de noviembre no fue acogida por la sociedad civil cubana; la sociedad civil cubana no son supuestos líderes mediatizados con la ayuda de la maquinaria yanqui, la sociedad civil cubana es FMC, CDR, ANAP, CTC, los radioaficionados de Cuba, la de juristas, la de combatientes, la de economistas, la de Comunicadores Sociales, la AHS y la UNEAC, entre muchos otras incluidas religiosas; salidas todas de las extrañas de obreros, campesinos e intelectuales, los cuales jamás arrancarían el corazón a Martí con las espinas de una Rosa Blanca.

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