El Partido Comunista. La unidad como continuidad de la Revolución.

Contaba el Padre de la Casas que al llegar los conquistadores españoles a lo que creyeron como la Indias, se encontraron con una tierra abundante en recursos, de convivencia sencilla, donde no faltaba qué comer o vestirse según sus costumbres. Se vivía en una comunidad mucho más equitativa y avanzada que la española, al punto incluso de que en muchas localidades caribeñas estaba permitido el divorcio e incluso existía el aborto.

Pero el “civilizado” no tuvo la capacidad para entender aquella sociedad y aplastó al nativo con la carga que traía a sus espaldas de siglos de egoísmo medieval acumulado, guiados por el extremismo religioso y la necesidad de comer a cualquier costo en tierra extranjera.

Esa necesidad de tomar lo ajeno a cualquier costo, se ha multiplicado en las necesidades de las elites imperiales del capitalismo actual, desde los inicios de la Conquista española y las 13 Colonias, lejos de fomentarse el trabajo colectivo se vendió la idea competitiva de la sociedad y se acrecentaron odios, se exterminó al indio, se esclavizó al negro y se robó la tierra al  vecino, cada vez que el poderoso deseaba o requería algo, lo toman porque lo necesitan y el resto eran daños colaterales.

Sin embargo, cuando uno analiza la facilidad con la cual los Imperios españoles y británicos, conquistaron tierras inmensamente ricas con relativamente pocos recursos, nps encontramos una causa común. La utilización e incentivación de las divisiones internas entre los nativos de lo cual es hoy el Continente americano. La máxima de Nicolás Maquiavelo de “divide y vencerás” fue aplicado muy eficientemente en nuestras tierras.

Por estas razones históricas, líderes y representantes del actual  sistema mundial se empeñan en desprestigiar nuestro sentido de unidad que se expresa a través de la unidad partidista. La falsa imagen de que la democracia es necesariamente pluripartidista, no pega en Cuba y la unidad de nuestro pueblo en torno al Partido Comunista no es el fruto de un sistema político, ni tan siquiera el resultado de una conclusión filosófica o interpretación de lo que debía ser el Socialismo. La unidad es, sencillamente, desde hace más de 140 años el único camino a la independencia.

El concepto viene desde la Revolución de 1868 cuando Céspedes, gracias a su inteligencia natural y sabiduría, logró unir a todos los factores de la lucha en una sola Asamblea (la celebrada en Guáimaro), y aquellos hombres de tendencias muy diversas se unieron para lograr el objetivo común: la libertad de su Patria.

Sobre ese sentido de unidad Céspedes escribiría posteriormente: “mantengamos todos la unión, la sensatez y la vigilancia contra las maquinaciones del enemigo”, clara advertencia de que si la división no se corregía daría al traste con la unidad de la filas mambisas, lo que a partir de 1873 fue la causa de que se deteriorara paulatinamente el proceso independentista y se frustrara la Revolución.

La idea no podía dejar de ser acogida por un hombre como  Martí para la organización de la epopeya de 1895 a 1898, fue la base de la creación del Partido Revolucionario Cubano como ente para lograr la victoria. La vida demostró que al desintegrase el mismo, fuimos entonces con la democracia pluripartidista de 1902, más antidemocráticos y bochornosamente esclavos dela Enmienda Platt y nuestro principal enemigo: los Estados Unidos de América.

Llegaron entonces los días más tristes de la historia de Cuba, con Batista y la última y más sangrienta tiranía que sufriera nuestra patria. El comandante en Jefe  y el movimiento 26 de Julio, comenzaron a unir en sus filas a todos aquellos que pretendían luchar y se alejaron así de las divisiones partidistas tradicionales, retomando nuestro histórico sentido de unidad.

Posterior al triunfo revolucionario, todas las organizaciones que pretendían una mejor Cuba y se unen al Movimiento 26 de julio, el Partido Socialista Popular, heredero del Partido Comunista de 1925 y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo. Es a partir de aquí que comienza a radicalizarse la conciencia social de la mayoría de nuestro pueblo, pasando siempre democráticamente por el Partido Único de la Revolución socialista de Cuba hasta llegar al actual Partido Comunista.

Porque nuestra radicalización fue democrática, no lo duden. El ejemplo más fehaciente es que todas nuestras constituciones, la de 1976, con sus reformas constitucionales de 1992 y 2002, así como la última constitución de 2019, fueron el resultado de un amplio proceso en la base con la participación de millones de personas, siendo refrendadas posteriormente por la inmensa mayoría de la población.

Solo la última contusión es el resultado de más de 133 mil reuniones en barrios y centros de trabajo y estudio, así como la aprobación del 86.8% en el referendo popular. ¿Cuantas constituciones en el mundo tienen ese nivel de consulta democrática y aprobación popular? ¿No es absurdo cuando se trata de hacer creer que se puede obligar a toda una nación a concurrir a una urna? Porque muchos, tratando de crear falsas opiniones insinúan que “la tiranía de los Castro” los obligó… ¿Se olvidaron del abstencionismo que hubo en Cuba cuando Batista orquestó, en pleno año 1958, la farsa de unas elecciones? ¡Y ahí si habían represiones violentas y métodos sanguinarios para coaccionar a las personas!

Pluripartidismo no es pluralismo. El pluripartidismo de Estados Unidos, no es pluralista porque no representa a todos los sectores de la sociedad, los dos partidos que se turnan el poder, Demócrata y Republicano, representan solo al sector económicamente más poderoso de la nación, y para llegar a ser un simple aspirante a candidato, como diría cualquier cubano: ¡habría que tener una cantidad de dinero que no la brinca un chivo!!! Esta conclusión no es el resultado de cubanismo mio, la unidad de interés entre los partidos norteamericanos está reconocido por los dirigentes de estos, incluso por los que libraron la luchas por independizar las 13 colonias.

En Cuba, aunque exista un solo partido, hay pluralismo, porque en nuestra Asamblea Nacional lo mismo te encuentras como diputado un barrendero, un deportista, un estudiante universitario o una ama de casa. Eso no se ve en muchos lugares del mundo y muchos menos en los principales centros de poder, los mismos que nos acusan de antidemocráticos.

Cuba no está exenta de errores y en no pocas ocasiones hemos reconocido los cometidos… pero la unidad no la entregaremos, es nuestra principal fortaleza la población lo reafirmó, lo pidió incluso al reafirmarlo en nuestra última constitución. La unidad es ya parte permanente de nuestra idiosincrasia, sentido de la vida y el deber. No permitiremos otra vez que nos impongan otras costumbres, esta vez “los indios” no serán exterminados.

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